lunes, 7 de junio de 2010

IMITAMINI QUOD TRACTATIS

IMITAMINI QUOD TRACTATIS
Vivid lo que ha sido puesto en vuestras manos.

Estas eran las palabras que el obispo en el día de la ordenación decía a los neo-sacerdotes cuando les entregaba el cáliz y la patena. Imitad lo que tratáis. Así pues también podemos decir a los hijos de Cocentaina “Imitamini quod tractatis”. Un día recibisteis sin lugar a dudas de la divina providencia está imagen tan preciosa de la Mare de Déu, y celosamente la habéis cuidado, más ella os a custodiado y sus ojos os han acompañado en el duro peregrinar de nuestra vida. El corazón de madre se ha hecho fuerte con cada una de las madres que sufren por sus hijos y del corazón de los hijos junto a la Mare de Déu se han hecho uno, compartiendo un mismo corazón y una misma fe.

No hace muchas semanas me contaban un suceso, que a mi personalmente me hace doblar rodilla en tierra al ver la fe de estos sus hijos contestanos, y especialmente en ALEX, nieto del Siso, que hace apenas dos meses era intervenido quirúrgicamente en la fe de Valencia, por un problema en el corazón. En la sala donde pasó los días de su intervención, su abuela colocó junto a la cabecera una pequeña estampa de la Mare de Déu del Miracle, pegada con un poco de esparadrapo, los que entraban no podían sino hacer alguna mención, entre ellas una mujer que era de Rafaelbuñol, quizás también sorprendidos por la familiaridad con que Alex se dirige a la Mare de Déu, y los besos que le daría… hasta tal punto que cuando Alex se tenía que marchar, pues le daban el alta, su lugar lo iba a ocupar un niño de Buñol, su madre pidió la imagen de la Mare de Déu, cuando hicieron mención de facilitarle una estampa ella intervino diciendo que quería la que estaba en la cabecera con el pequeño esparadrapo, aquella imagen que había velado a Alex.

Para los contestanos la Mare de Déu es la que se guarda en el Monasterio de las Hermanas Clarisas, para los de Rafaelbuñol es la que un día llevaría un mossèn, para Alex es aquella que siempre le acompaña y que con su fe contagia a otras personas, cumpliendo la palabra del evangelio cuando habla de del reino de Dios “ se parece a un granito de mostaza, que cuando crece es capaz de cobijar a cuantos pajarillos les coge la noche”. Así la mirada de Alex y su fe, verdadero regalo de Dios, va creciendo y cobijando a cuantos como él experimentan el amor de la Mareta.

Hace tan solo dos semanas ví a Alex en el hospital de Alcoi, lleno de vida, y su abuelo al nombrar a la Mare de Déu, casi como un instinto natural, puso su pequeña mano en la boca compartiendo el beso a la que siempre le acompaña.

Que Alex nos redescubra a todos el confiar y tratar con las manos de gratitud la cercanía de la Mare de Déu. ¿Cómo es posible, Mareta, que un niño tan pequeño, esté tan prendado de ti? ¿Cómo es posible que nuestro corazón sea tan frío? Concédenos a todos desde la experiencia de la cruz un corazón como el de Alex, tan sólo agradecido.

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