
En esta mañana ante la imagen de Jesús crucificado, sintiéndonos llamados a seguirle vamos a poder descansar mediante la meditación del Salmo 50. La importancia de no poner excusas, de escurrir el bulto, sino dar la cara a nuestras infidelidades.
Considerar el pecado como la contribución del hombre a la contaminación del mundo. El pecado no nos es indiferente. Gen 3. El pecado pone al hombre y a la mujer en la evidencia se su propia vida.
Es imponer mi voluntad. Creando una ruptura con el hermano, con una consecuencia social, Y con una ruptura consigo mismo.
La consecuencia del pecado es la muerte en vida. “ Nosotros decimos creer en Dios, pero nuestro actuar lo niega”.
Rom 7, 18-24. Una humanidad contaminada, caída y contaminante.
No es cuestión de que yo me descubra como limitado, sino que estas limitaciones se vean iluminadas por la mirada misericordiosa de Dios.
El pecado ha ido gestando una nueva de pensar y de ver al mundo y a los hermanos. No olvidemos la gran capacidad que tiene el hombre de autojustificar sus actos. “La mujer que tu me diste me engañó y comí”.
Santiago 4, 17 ss “ ha llegado el momento de comenzar el juicio..”
Líneas por las que se gesta el pecado.
El endiosamiento de uno mismo. Ezequiel 28, 1-10
El fariseísmo de los muy comprometidos. Lc 18,9 ss.
La Idolatría Éxodo 32
La infidelidad Ezequiel 36, 24 ss;
El juicio es inminente Mateo 25, 31-36
Romanos 5, 6-11
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