jueves, 3 de septiembre de 2009

Iglesia Parriquial de Villacasín (Segovia<9

EJRCICIOS EN EL MONASTERIO DE VILLACASTÍN 2 DIA. 3 DE SEPTIEMBRE DE 2009. MEMORIA DE SAN GREGORIO MAGNO.

Les indico que es un resumen de las dos charlas de hoy, y las pongo en conocimiento de todos si es para provecho vuestro. Que el Señor os bendiga.

En esta mañana hemos recapitulado los textos que meditábamos ayer tarde y hemos apuntado que tendencias de nuestra propia vida nos pueden confundir en el conocimiento de Dios y en el conocimiento de uno mismo.



¿Qué tendencias nos pueden como confundir?.

Amar al Hermano, cuando en verdad estoy dando culto al YO.
El reconocimiento social. El hombre tiene derecho a ser reconocido. Todo hombre tiene dignidad. ¿Yo puedo seguir el evangelio sin dejar de ser yo?.
La posesión. Dominar, ser dueño, controlar. MANIFESER. “Sólo Dios tiene el fundamento de todos los valores...” Juan Pablo II a los jóvenes en 1985.

Mateo 6, 33 “ Buscad el Reino de Dios y su justicia lo demás se os dará por añadidura”.

Que importante es esta premisa del evangelio de Mateo. De ahí que San Benito nos diga. “ Buscar a Dios en consecuencia de VIDA Y MUERTE”. El filosofo Pascal:
“ Hay quienes habiendo encontrado a Dios le sirven, otros buscaban sin haberle encontrado, y otros que viven en la indiferencia, ni quieren ni buscan”.
Y quizás el que nos puede dar una luz fuerte para nuestra vida, es San Agustín: en el libro de las confesiones capitulo 27, versículo 38 ss, “Tardé te amé belleza tan antigua y tan nueva, yo te busca a fuera y tu estabas dentro de mi, gritaste y rompiste mi sordera…”

El que estemos en camino no supone que lo hayamos encontrado. Y esto no lo podemos dejar pasar por alto pues es cuestión de VIDA O MUERTE.

Lo verdaderamente revolucionario, no es que nosotros busquemos a Dios, sino que él ha salido a nuestro encuentro. Gen 3, 9 “Yahvé Dios llamó al hombre y le preguntó: ¿Dónde estas?”. La experiencia en el libro del Génesis nos recuerda que el pecado nos aleja de Dios y que este nos mete vergüenza y nos escondemos. Tenemos miedo de afrentar nuestras propias decisiones y si estas están herradas.

En Apocalipsis 3, 20 “ Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la peurta, entraré en su casa y cenaré con él y el conmigo”. San Juan de la Cruz hablara de este texto en el sentido de la eucaristía: “La cena que recrea y enamora”.

Hay otros textos: 1 Cronicas 16, 10-11; 22, 19; 28,9; 2 Crónicas 12,14; 31, 21; Deuteronomio 4, 29. En los que podemos decir que la búsqueda reciproca del hombre con Dios y de Dios con el hombre no es solo tarea, sino sobre todo GRACIA.

En el libro de la Sabiduría 1, 1-2; Sal 9, 11; 24, 6; 27, 34-11; 40; 69…
Amós 5, 4-6; Oséas 5, 15; Jeremías, 10,21

Acerquemos a ver las espaldas de Dios, atentamente pues sabemos que está cerca, a través por ejemplo de una biografía creyente. Nos puede ayudar Lc 18, 1.5 Perseverancia en la búsqueda de Dios. “Orar siempre sin desfallecer”

Después de haber meditado quién es Dios. Podemos abrir una segundo interrogante. ¿Qué es el hombre? Nos puede ayudar la lectura del salmo 8, ¿Qué es el hombre para que te fijes en él, el ser humano para darle el poder?.

San Agustín dirá del hombre que “nada hay en el hombre que no nos sea ajeno”. Si Jesús se hizo hombre, entonces el hombre y Cristo están e la misma esfera.
El mismo catecismo nos dice “Que el hombre es imagen y semejanza de Dios: porque representa a Dios en la creación, dialoga con él, porque el hombre es semejante a Cristo excepto el pecado. Ef 1, 3-14 “..Él nos ha elegido antes de la creación del mundo para que fuésemos santos e irreprochables ante Él por el amor…”

Por ello se deduce que el hombre está VOCACIONADO, LLAMADO, a ser IMAGO DEI. Filipenses 4, 8-9.

Es interesante el ejemplo que pone Santo Tomás de Aquino “ Si no fuera porque la gente se escandalizaría, tendríamos que hincar la rodilla ante toda imagen de Dios, el hombre, mas que ante una imagen de madera que no es sino un destello del redentor”.

Por ello podemos afirmar que:

El hombre es imagen de Dios por ser el eje de la creación.
El hombre es imagen de Dios, porque aparece como amigo.
El hombre es imagen de Dios, porque se asemeja a Cristo. Jn 1, 1-4; 3, 14-15; 4, 7-14.

Ahora concretando ¿Qué tipo de imagen soy yo?

Dios es amor. ¿El amor en mi vida en dónde se refleja en donde se eclipsa?.
Y en la vida de comunidad. ¿Es paciente, servicial.? 1 Corintios 13.
¿Y en la actitud pastoral?. 1 Ts 2, 7-12; Fil 2, 1-4
¿Y en los amigos?. Jn 11, 1-5; 35-36.
¿Tengo entrañas de compasión? Marcos 6, 34.

¿Cómo crecer? Qué metodología?
Diferenciar entre persona y “una persona”.

Reconocimiento previo del lugar donde se encuentra uno. Rm12, 1-3
Comunicar, contrastar. Yo sólo no puedo. ¿Cuántas veces hablamos de lo que somos?
Incorporar como hábito el ir remodelándonos interiormente. Teniendo como modelo al Señor Jesús.



¿Cómo se presenta Jesús ante nuestros ojos?:

ECCE HOMO. Lugar donde rezáis todos los días. E aquí al Hombre. En esta mañana empezábamos situando la meditación en el texto de Colosenses. “Él es imagen de Dios invisible, primogénito de todo criatura…”

Es la imagen en la cual se habla de la VERDAD, la cual nos hará libres. Pilato dirá: Quid es veritas?. Viendo a Jesús, Ecce homo, y en él a todo hombre, a toda criatura nos podemos preguntar. Cuál es en verdad, la VERDAD DE MI VIDA.

¿Cómo se desarrolla el inicio de la vida de Jesús? ¿Cuáles son sus orígenes?.... Y contemplando, pasemos a la meditación e interiorización de nuestra propia vida. Mis origines… idénticos a los de Jesús. Y el comienzo de la vida pública. Jesús se coloco a la cola de los que necesitaban de conversión, en el bautismo de Juan, una voz calma en el desierto…Su predicación no fue con los poderosos sino con los humildes. ¿A quién va dirigida nuestra predicación…? ¿A los desvalidos y pobres o a los poderosos?

Abramos el libro del profeta Isaías capítulo 42, 1 ss. Estos textos la Iglesia los coloca en dos momentos sumamente importantes para la vida cotidiana de la Iglesia, en el domingo del bautismo de Jesús, y en el lunes de la Semana Santa. No solo para escuchar sino para comprender a la vocación a la cuál estamos llamados.

Veamos también el capítulo 53 de Isaías y el Salmo 22 “¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?

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