viernes, 4 de septiembre de 2009

Plátcia de la tarde. 4 de septiembre

PLATICA DE LA TARDE.

Tras haber meditado sobre la realidad de pecado en nuestra vida hemos de percibir que hemos de estar en forma para luchar contra las fuerzas del mal, que quizás muchas veces son mas fuertes que nuestras propias fuerzas y más cuando influidos por el ambiente en el que vivimos nos dejamos llevar. Es necesario vivir como el vivió. “¿Maestro donde y cómo vives?.

No es solo una cuestión que se ha de responder sino una actitud vital. En la Optatam Totius de Juan Pablo II se dice de el sacerdote que ha de formase en la Sagrada Escritura. La importancia de la Rugula Pastolorum de San Gregorio Magno. No se puede ayudar a crecer a una comunidad sin Dios. Cuando abandonamos la oración y la Leccio Divina, nuestra sal se vuelve sosa, nuestra vida no da a sabor de Dios.

Tenemos que actualizar día tras día nuestra vida “La Palabra hecha carne concreta en nuestra historia personal”.

Veamos al figura de Pedro y Juan representantes de dos carismas dentro de la propia Iglesia. Porque hemos de caer en la cuenta que el proceso de nuestra vocación el Señor ha querido que lo hagamos en el seno de la Iglesia.

La figura extraordinaria de Pedro: “Tu eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos.”

No podemos negar el gran carisma de Pedro. Signo de unidad, que tan bellamente se ha expresado en la historia de la Iglesia con aquella insigne frase “Primus inter pares” (primero entre los iguales o primero en la caridad).

Es urgente releer este texto a la luz de la exégesis en la cual uno descubre que “cefas” significa piedra hueca, cueva, lugar de refugio de los que no tienen casa. Como cambia la imagen de la Iglesia que riqueza tan extraordinaria y que vocación tan bella para el momento actual. Vivir la vocación de autoridad desde los criterios de acogida y encuentro. Como algo abierto y vulnerable. Nada mas fuerte que el amor.

Juan es la imagen entrañable, el que recostó su cabeza sobre el pecho de divino maestro. El que vio y creyó, el que da testimonio… es más el que el que lo reconoce. “Es el maestro”. Pero es también el que llega primero y sabe esperar para que entre Pedro. Es el que está junto con la madre y la acoge en su casa. Es decir, el que no hace ruido y el que más se complica e implica la vida en la historia de la salvación. Es el que supo ver con los ojos del Espíritu y con profundidad. Es el evangelista que nos habló de los signos, de la Samaritana y del proceso de Nicodemo.

Es quizás el que vio el actuar de la iglesia escribiendo a las siete Iglesias con espíritu profético.

“Dios quedó mundo cuando habló por su hijo” San Juan de la Cruz.

Mira lo que te dice el hijo y sabrás lo que dice el Padre: “quien ha visto al Hijo ha visto al Padre”.

De ahí la importancia de la LECCIO DIVINA. Técnica que se ha ido desarrollando en los Monasterios cuya finalidad es saborear la propia vida a la luz de la Palabra. No olvidemos que la fe nos viene de la PREDICACIÓN. El monje se adentra en el Scritorium.

Leer reposadamente el texto bíblico
La cogitacio. Preguntarle al texto y aplicarlo a mi propia vida
Profundizar en el conocimiento del propio texto. Estudiarlo
Profundizar desde la iluminación el conocimiento en la cogitacio. Y de ahí pasar a la ejercicio de escribir
Orar. Don de la humildad. Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad.

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